¿Quién Tiene el Control?
Aprender a dominar nuestras emociones es algo en lo que debemos trabajar día a día.
¿Cuántas veces en tu vida has tomado decisiones equivocadas por haberlas hecho sin pensar, bajo una presión anímica de enojo, rencor, ansiedad u otra? ¿A cuántas personas has herido con tus palabras o actitudes en las mismas circunstancias emocionales, cuyas consecuencias has lamentado y difícilmente restaurado?
Las emociones son fuerzas poderosas y muchas veces factores determinantes de toda una vida. Pero la Biblia nos enseña que quien debe controlar nuestra vida es el Espíritu Santo y no nuestras emociones. “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre templanza (dominio propio); contra tales cosas no hay ley”. (Gálatas 5:22-23)
Definición de emoción: Agitación del ánimo producida por impresiones de los sentidos, ideas, recuerdos o pasiones que con frecuencia se traduce en gestos, actitudes, u otras formas de expresión.
Emociones positivas: Dios tiene emociones y nos hizo a semejanza suya, por lo tanto decidió hacernos con emociones en las que se evidencia que Su amor está con nosotros. La compasión, la ternura, la misericordia, el amor, etc. son emociones que son buenas y nos afectan positivamente a nosotros y a quienes nos rodean.
Emociones negativas: Ansiedad, depresión, ira, enojo, amargura, orgullo, culpa, soledad y más, son estados anímicos egoístas que no solamente te afectan a ti sino también a las personas que te rodean ya sea tu familia, amigos y compañeros de trabajo.
Una baja auto-estima, pecados sin confesar, recuerdos, la falta de perdón, problemas económicos, familiares y de salud son circunstancias bajo las cuales surgen sentimientos encontrados y confusión levantándose como arma de defensa las emociones negativas.
La Palabra de Dios nos habla de la importancia de los sentimientos en los seres humanos pero en medio de todo, nos exhorta a la sabiduría y al conocimiento para controlar las emociones.
Dios nos ha prometido darnos descanso, paz y libertad de nuestras cargas emocionales. Cristo promete descanso para los que están trabajados y cargados (Mateo 11:28). Y el Espíritu Santo nos ayuda al control de las emociones a través de cultivar el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23).
Aprender a dominar nuestras emociones es algo en lo que debemos trabajar día a día. Para lograrlo hay aspectos fundamentales que debemos tener presentes:
1. Intimidad con Dios : Cuando entramos a su presencia, dejamos que El nos hable, nos moldee y nos reconforte. Ese es el lugar de donde nunca sales igual. Tu confianza prontamente se ve influenciada por Su Palabra y por su Poder, así que no importa lo que pueda venir pues tu estás confiando en que El hará su perfecta voluntad en ti.
2. Dominio Propio: Dios nos ha dado un espíritu de dominio propio pus sabe que lo necesitamos para poder vivir en santidad y crecer espiritualmente: “ Porque no nos ha dado espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” 2 Timoteo 1:7
Solamente dependiendo del Espíritu Santo y el dominio propio podremos obtener la victoria sobre las emociones negativas y llegar a ser una persona llena del gozo y la paz del Señor.
Dios te llama a hacer cambios en tu vida. No siempre la culpa la tienen los demás. Pídele que te ayude a identificar los problemas emocionales en tu vida y sus causas. Si es el pecado, confiésalo al Señor y recibe Su perdón; si es rencor o amargura, pídele que te ayude a perdonar; si es afán o ansiedad, confía en que El tiene el control de tu vida; si es ira ó enojo, pídele un espíritu afable y apacible y mucho AMOR, PACIENCIA Y HUMILDAD; si no tienes comunión con EL, dale la prioridad en tu vida, lee La Palabra, ten intimidad con el Espíritu Santo y permite que sea El quien controle tu vida.
¿Quién Tiene el Control?
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