Pastor Jose Antonio Putzu
Una fe expectante
Algo grande viene a tu vida, solamente debes demostrarle al Señor que crees en sus promesas y las esperas sin importar cuanto tarde.
Hebreos 11:1 nos comparte: Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
La fe es certeza y convicción de lo que no es visible. Es necesaria la esperanza para que exista fe. La Palabra dice que al creyente todo le es posible. Hay una escala, si no espero no demuestro mi fe y sin fe nada es posible.
Aprendamos a esperar aunque nos desagrade. No hay nadie que con mucha hambre tenga la paciencia de aguardar turno para comprar comida. Nos desagrada hacer cola en cualquier lugar, en el banco, en el buffet de una boda, donde sea nos desesperamos con facilidad. Si dejas de esperar, te olvidas de creer y entonces ya no eres candidato para recibir. La clave para recibir es creer y la clave de creer es esperar.
Hay cuatro razones por las que dejamos de esperar y que nos alejan del proceso de recibir sanidad, felicidad y unción del Señor.
Cuestión de tiempo
Una de las razones por las que no esperamos es tiempo. La Biblia dice que la paciencia es fruto del Espíritu, o sea que ser desesperado es producto del mundo. Una joven bonita y especial pero desesperada se casa con quien no debe. Es decir que el peor gorgojo que come la mejor mazorca porque ésta no sabe esperar.
2da. de Pedro 3:9 dice: El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.
Dios no retarda sus promesas, nuestra duda y desesperación tal vez sí. Hay gente que se muere y no recibe lo prometido porque su conducta limita la capacidad de recibir. Dios quiere bendecirte ahora pero no tiene la culpa de que tu actitud atrase el proceso.
Romanos 8:25 recuerda: Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.
Dios te reserva aquello por lo que has creído con paciencia. Como cuando quieres comprar un auto que ves en catálogo y tienes que esperar a que esté disponible. Si alguien más lo pide, el vendedor le dirá que ya está apartado. Dios no juega con nuestros sentimientos e ilusiones. No engaña porque quiere que alcances todo lo que anhelas. Tu paciencia le pone un letrero con tu nombre a las promesas del Señor. Así le sucedió a mi esposa que me reservó para ella delaten Sus ojos.
Esperar lo invisible
En Romanos 8:24 leemos: Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo?
Las cosas invisibles son un reto y la segunda razón por la cual dejamos de esperar. Todo lo que anhelas es una provocación de Dios y una oportunidad para ti. El esposo, la familia, la casa o carro que no tienes son una promesa.
Hebreos 11: 27 dice: Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible.
Ver lo invisible te sostiene. Moisés dejó lo que veía y se sostuvo con lo que no veía. No ver las cosas desmotiva cuando debería ser al contrario. Lo que no vemos y deseamos ver tiene que ser un motivo para luchar. Proclama: “No me voy a desesperar, me sostendré en la fe”.
Desinterés y falta de enfoque
Este es el tercer motivo que nos orilla a desesperar. Muchas veces sabes lo que Dios quiere para tu vida pero ya no te motiva, pierdes el interés. Esto es realmente peligroso. Esaú es un ejemplo. Vendió su primogenitura porque tenía hambre, perdió el enfoque y cambió algo muy anhelado en esa época por un plato de lentejas. No pierdas de vista las promesas. Yo trabajo con jóvenes y es difícil que se mantengan enfocados. Para buscar novia les sugiero hacer un listado de las características que buscan. Algunos dicen que eso es atarse y ser demasiado calculador, pero es mejor tener claro lo que se quiere a perder el rumbo. Si no estás seguro de lo que deseas y pierdes la paciencia para esperar las promesas, cualquier cosa que venga estará bien. Entonces te verás en el trabajo que nunca pensaste y viviendo una vida que no querías.
Frustración
Dejamos de esperar por decepción. Si intentas muchas veces lo que anhelas y no ves avances, debes insistir. Sigue creyendo porque Dios responderá. Dice la Palabra que la esperanza no avergüenza. No prestes atención a las críticas o burlas. Con orgullo afirma que morirás creyendo porque esa es la actitud que agrada al Señor. No abandones tus sueños e insiste en tu fe. Debes estar dispuesto a esperar para alcanzarlos. Tomas Alva Edison, el inventor de la bombilla eléctrica dijo: “Muchos de los fracasos en la vida los experimentan personas que no se dan cuenta de cuán cerca estuvieron del éxito cuando decidieron darse por vencidos”. Muchas personas se rinden cuando están a punto de lograr sus objetivos. Si buscas sanidad, espérala, no abandones la lucha cuando estás tan cerca de lograrla. No desesperes, sostén tu mirada en lo invisible.
Estas cuatro cosas provocan que abandones tu promesa y proyecto de vida. Pero hay otras tres que te ayudarán a alcanzar tus metas. La primera es la fe.
El escudo de la fe
Efesios 6:14-16 advierte: Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
Hay una vestidura especial para los cristianos. Para lograr tus metas necesitas protegerte con la fe. El versículo es contundente sobre esto. Cuando dejas de creer en algo y piensas que ya lograste todo lo que anhelabas, eres un blanco fácil para el ataque del enemigo. Si te propusiste ganar US$10,000.00 y lo logras, tu ánimo se relaja y bajas la guardia, te confías. Los líderes de la iglesia nos propusimos alcanzar un gran número de grupos en casa. Cuando lo logramos organizamos una celebración especial a la que asistieron miles de jóvenes. Yo estaba realizado y en ese momento el Señor me dijo: “Eres presa fácil porque alcanzaste tu objetivo”. Si logras algo que te habías propuesto, busca metas más difíciles de alcanzar. Busca siempre concentrar tu fe y esfuerzo en un objetivo concreto. Cuando inauguramos el templo, el pastor Cash dijo que ya estaba pensando en el siguiente proyecto porque este lugar nos quedaría pequeño en poco tiempo. Ni siquiera llenábamos el primer templo y ya estaba pensando en el segundo porque la fe es su escudo de protección. Lograrás lo que te propones si tienes la fe por escudo.
Déjate guiar por Dios
La segunda ayuda para alcanzar lo has esperado es ser guiado por Dios. La fe debe estar dispuesta a esperar en cada momento. Si eres líder debes demostrar que tu fe es expectante, o sea que espera por más. No pienses que ya diste tu mejor prédica, piensa que aún tienes muchas prédicas poderosas que compartir con la que Dios te usará más que nunca.
La fe debe esperar minuto a minuto. Cuando vienes a la iglesia debes venir esperando que el Señor te toque más que nunca. Si el ES ya te llenó piensa que puedes ser lleno aún más, nunca dejes de esperar porque aún hay más. Si Dios te a hablado, seguro tiene más que decirte, espera.
Detente a esperar
La tercera cosa que te ayuda a lograr tus metas es pararte a esperar. No te muevas de ese sitio donde esperas al Señor porque eso lo provoca. Algo grande viene a tu vida. Espéralo y prepárate porque seguramente vendrá. Cuando Él te pregunte, dile: “Espero todo lo que no veo, sé que tienes mucho para mi”. No te impacientes ni desconfíes, espera con fe porque hay muchas promesas de Dios para tu vida.
Fe sin límites
Si tienes un enfermo en tu familia cree y espera a que Dios te regale salud. Todos tenemos muchas necesidades. Párate delante de Él, dile que crees y no te moverás hasta que obre en aquello que le has pedido. Nuestro trabajo en la iglesia es enseñarte a esperar en las promesas de Dios hasta el día en que Él obre.
Si estás esperando que algo ocurra, ofrécele tu vida al Señor y demuéstrale que tu fe está firme y que estás convencido que con esa actitud provocas algo grande.
Cree por más de Su espíritu y espera que te lo de. Él no retarda su promesa y con nuestra actitud lo urgimos a que nos herede. Declara que hoy recibirás lo que tiene guardado para ti.
El Señor no ha terminado contigo, más de su Espíritu puede venir a tu vida. Aunque seas tentado recuerda que Él no retarda sus promesas, rétalo con tu fe sin límites. Dios espera que le entregues lo que eres. Demuéstrale que aguardas por Sus promesas y bendiciones.
Una fe expectante
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